El espíritu
emprendedor es uno de los “santos” remedios a la maltrecha situación de la
economía española. El espíritu emprendedor reflotará el tejido empresarial con
millares de pequeñas empresas, convertirá un país funcionarial en un país
innovador, arreglará las maltrechas cuentas de la economía española y quien
sabe cuantas cosas más.
En uno de
los lugares donde se trata que arraigue más este credo es en la universidad
española. Instituciones centenarias dominadas por una carestía de recursos que
diezma las nuevas generaciones científicas españolas. Vaya por delante que
quién suscribe es un creyente.
El objetivo
del movimiento emprendedor en la universidad consiste en provocar una mutación
que transforme personal investigador en empresari@s propiciando que los
potentes recursos científicos de aquellas instituciones se conviertan en
innovación en nuestras empresas.
Sin embargo, existe una simpleza que se nos resiste. Un investigador no es un empresario. Algunos tienen facilidad para cambiar de registro. Otros no. La investigación es similar al ajedrez, sabemos donde están las piezas que se tienen que manejar y sabemos como se mueven. El desafío puede ser enorme, pero es un reto intelectual.
La empresa es un juego de póquer, conocemos cuales son las cartas, pero no sabemos si todas están dentro de la partida. Se puede ganar con muy malas cartas si se arriesga lo suficiente, y se puede perder con muy buenas cartas si falta aplomo. El juego consiste en cobrar o en no tener con que pagar.
Sin embargo, existe una simpleza que se nos resiste. Un investigador no es un empresario. Algunos tienen facilidad para cambiar de registro. Otros no. La investigación es similar al ajedrez, sabemos donde están las piezas que se tienen que manejar y sabemos como se mueven. El desafío puede ser enorme, pero es un reto intelectual.
La empresa es un juego de póquer, conocemos cuales son las cartas, pero no sabemos si todas están dentro de la partida. Se puede ganar con muy malas cartas si se arriesga lo suficiente, y se puede perder con muy buenas cartas si falta aplomo. El juego consiste en cobrar o en no tener con que pagar.
Todos tienen
facilidad para el cálculo, para la concentración, para el trabajo duro, pero no
todos manejan igual de bien la incertidumbre.
Son necesarios en la sociedad tanto buenos cientific@s como empresari@s. Incluso creo que en este país deberían existir muchos más empresarios científicos. Ahora bien, permítanme otra analogía, si una investigadora es una ingeniera aeronáutica que ha desarrollado el avión más rápido y eficiente del mundo, sabrá como funciona mejor que nadie, e incluso podrá hacerlo volar tan rápido como cualquiera, pero si tiene vértigo, ¿no será mejor que lo vuele otro?
Son necesarios en la sociedad tanto buenos cientific@s como empresari@s. Incluso creo que en este país deberían existir muchos más empresarios científicos. Ahora bien, permítanme otra analogía, si una investigadora es una ingeniera aeronáutica que ha desarrollado el avión más rápido y eficiente del mundo, sabrá como funciona mejor que nadie, e incluso podrá hacerlo volar tan rápido como cualquiera, pero si tiene vértigo, ¿no será mejor que lo vuele otro?
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