Se mire como se mire, son una familia feliz. Álvaro, trabaja en el banco desde que se licenció en empresas. María, en el departamento de calidad de una gran multinacional. Viven en una de las calles más céntricas de su ciudad. Apasionados de los viajes, cada año visitan una gran ciudad. Les falta poco para alcanzar los 40, y creen que en poco tiempo habrán visitado todas las grandes ciudades europeas. Son a ojos de cualquier persona, una familia feliz.
Con frecuencia establecemos como referentes de éxito a personas formadas, con alto poder adquisitivo, mucha vida social y una foto de postal.
El mismo photoshop se ofrece del emprendimiento. Lo repiten en los programas de televisión, unos reflejando la cara dulce del éxito, otros financiando buenas ideas, y aquellos, los menos, mostrando la derrota de los que se quedaron por el camino. Lo anuncian en la radio con cuñas institucionales del gobierno de turno, en las redes sociales, etc, todos con el mismo guión de fondo.
Hoy en día quieras o no, tienes que emprender. (La tasa de paro juvenil supera el 54% y en algunas provincias llega al 74%). El proyecto debe ser exitoso, los beneficios multiplicarse cada año por dos dígitos y que las redes sociales te muestren como un referente. Mostrar cursos en el extranjero y cientos de actividades realizadas en apenas días. Dá igual el producto que vendas, las mejoras que ofrezca el servicio a la sociedad o lo que aporte el proyecto empresarial a tu vida. Está escrito, no debes salirte del guión. En cuyo caso, serás un fracasad@, de los que “nunca llegarán a nada”.
¿Hasta cuando vamos a seguir así?
Para emprender, hay que querer y estar convencido/a, el camino no es fácil. Tiene muchas satisfacciones, pero también incertidumbre. Siempre he creído que es para personas con ilusión y ganas de soñar. Si lo sueñas, será “emprendiable”, sea lo que sea.
Sólo si sueñas y decides lanzarte, antes piensa quien eres y que quieres hacer con tu vida. Trata de buscar lo que Ken Robinson define como el “elemento”, es decir, el punto donde se encuentran tus aptitudes naturales y las inclinaciones personales. Sabrás que te dedicas a lo que te apasiona porque tu percepción del tiempo cambia y se te pasará más rápido, las ideas brotarán en tu cabeza, te dejarás llevar sin importarte el que dirán, etc. En definitiva, serás realmente quién quieres ser.
Brilla la opulencia, el maquillaje, las luces de colores, el “es lo que hay” y el “todo vale”. ¿Es esta la sociedad que quieres para tus hijos/as? ¿Qué vas a hacer para cambiarla? Quedarte sentado/a en el sofá siguiendo el guión pre establecido, o ¿te atreves a soñar?
No viajarás tanto como Álvaro, pero tampoco venderás vajillas, relojes de caballero o televisores de plasma, en función de la promoción de turno. Es probable que no tengas grandes beneficios económicos, seas pescador en un muelle o vendedora de verduras en el mercado. Pero es seguro que serás protagonista de tu propia vida, como en la fábula del pescador.
Cuanta razón, Raquel. Y enhorabuena por el blog :).
ResponderEliminarGracias Paula por leerlo, me alegro que te haya gustado. Feliz día!
EliminarENHORABUENA por este proyecto que un día (muy acertado ;) decidisteis comenzar...
ResponderEliminary mi más sincera ADMIRACIÓN por vuestra manera de entenderlo y llevarlo a cabo.
"Cuando el camino tiene corazón, aunque el destino sea incierto, cada paso tiene sentido"
Muy buen relato!!Muchos, nos identificamos con él...Hay que intentar salir de este agujero como sea!
ResponderEliminarRaquel, magnífica reflexión; se trata de encontrase bien y ser coherente, y la actitud emprendedora es un concepto que conoces muy bien
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